La Guerra Fría fue el escenario donde surgieron diversas aeronaves que hoy tienen estatus de leyenda, como fue el icónico cazabombardero estadounidense McDonnell Douglas F-4 Phantom II, que no solo sirvió con la Fuerza Aérea de los EEUU, sino también con diversas naciones alrededor del globo, estando aún en servicio con algunas de ellas en el Siglo XXI.
Sin embargo ninguna fuerza aérea de Latinoamérica lo operó. ¿Por qué?
Definitivamente no fue por falta de deseo o recursos en la región; varios países latinoamericanos solicitaron a EEUU la venta de esta aeronave para sus fuerzas aéreas, solicitudes que fueron negadas por el congreso norteamericano.
Un interesante documento oficial de 1971 que fue desclasificado en septiembre de 2008 y publicado en la Oficina del Historiador del Departamento de Estado de EEUU nos explica el por qué de esto. En el mismo Alexander ¨Al¨ Haig, quien era Asesor Adjunto de Seguridad Nacional se dirige al entonces presidente Richard Nixon sobre la solicitud de Venezuela para la venta de F-4 Phantom II a esta nación.
Una línea delicada
De acuerdo al documento se recomienda a Nixon a no acceder a la venta de estos aviones, para la cual el entonces presidente Venezolano Rafael Caldera había hecho una solicitud personal al mandatario estadounidense. La negativa se base en varias razones. ¿La primera? evitar una posible carrera armamentística en Latinoamérica.
Esto no es sorpresa, teniendo en cuenta que para aquel entonces había fricciones entre diversos países latinoamericanos; precisamente el 2do motivo que vemos es el conflicto fronterizo entre Colombia y Venezuela que había en aquel entonces, un lio que el congreso estadounidense temía que empeorara si la venta del Phamton II se concretaba.

Si seguimos leyendo vemos que a Brasil y Argentina también les negaron la venta del F-4 y sería difícil para EEUU entonces tener coherencia en su política de venta de armamento a Latinoamérica. En cambio las aeronaves que Estados Unidos ofrecía a la región en la época eran los Northrop F-5 Freedom Fighter y el Douglas A-4 Skyhawk, aviones modernos para la época pero con menor rango, velocidad y capacidad de armamento que el F-4 Phantom II.

Teniendo en cuenta que diversos países de la región aún operaban aviones considerados como obsoletos para la fecha como los F-86 Sabre, Hawker Hunter o inclusive aviones a pistón como el P-51 Mustang (que operó hasta 1984 con Republica Dominicana), el Phantom significaba un avance enorme. Por esta razón EEUU mantuvo un control estricto sobre el tipo y cantidad de armamento que vendía a los países latinos.
¿No F-4? Ok, compraremos en otro lado
Al final, y como menciona el documento más adelante, esta negativa de EEUU nunca detuvo los planes de las naciones latinoamericanas en conseguir armamento en otros lugares; poco tiempo después Venezuela adquirió los Dassault Mirage III y V, popular caza francés que también operaron Brasil, Argentina, Chile, Colombia, Perú y Ecuador.

Vale la pena mencionar que aparte de los Mirages Venezuela también integró a su fuerza aérea en esos mismos años los Canadair CF-5, versión del F-5 fabricada en Canadá.
Precisamente fue con Venezuela que esta política estadounidense de venta de armamento en Latinoamérica empezó a cambiar, cuando en 1982 se convirtió en el primer país latinoamericano en adquirir el conocido General Dynamics F-16, avión que aún siguen operando más de 40 años después.
Foto de portada: Jim Newton, vía Wikimedia.
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