Cuando se hablan temas de aviación, lo primero que suele llegarnos a la mente son grandes lineas aéreas, como Delta, Iberia, entre otras. O bien pensamos en modernas aeronaves de combates que surcan los cielos a velocidades de película. La fumigación aérea no suele estar entre esos grupos populares, pero, como veremos a continuación, tiene una historia – y una importancia- que no tiene nada que envidiarle a las demás.
La fumigación aérea (también conocido como aplicación aérea) consiste en la aplicación de químicos para la fertilización y el control de plagas en cultivos usando aeronaves. Los orígenes de dichas operaciones lo encontramos en las primeras décadas del siglo XX donde el primer vuelo de este tipo fue el 3 de agosto de 1921 en la ciudad de Troy, Ohio, en los Estados Unidos, usándose un Curtiss JN4 pilotado por John Arthur Macready.
Este fue un proyecto realizado por el Departamento de Agricultura y el Ejército de EEUU.
Las primeras operaciones comerciales se inician en el 1924, con la Huff-Daland Crop Dusting, primera compañía dedicada a dichas labores. El primer avión diseñado para dichos trabajos el S-1, diseñado por Leland Snow en 1951, quien tiempo después se convertiría en el fundador de Air Tractor, conocida a nivel mundial por sus aeronaves de fumigación.
Desde aquel entonces, la aviación agrícola se ha desarrollado de manera continua, donde al día presente ya se están incorporando drones para dichos fines, juntos con los ya tradicionales aviones y helicópteros.
Sus inicios en el país
En la República Dominicana la aviación agrícola tiene sus inicios a mediados del siglo XX. Aún cuando no podemos establecer una fecha exacta, antes de la década de 1960 se usaban helicópteros para dichas labores. No es hasta los inicios de la misma que empiezan a llegar los primeros aviones, de mano de la Granada Fruit Company en Manzanillo.
Hoy en día, más de 50 años después, varias compañías desarrollan dichas labores en el país, las cuales enlistamos a continuación:
- Aeroactividades Agrícolas, S.R.L,
- Aeroservicios del Valle, C x A
- Compañía de Aspersiones Aéreas, CxA (Codeaca)
- Fumigaciones Aéreas, C X A. (Fumar)
- Fumigaciones Aéreas del Caribe (Fumca),
- Superior Aviation, S.R.L,
- Servicio de Vuelo Bailey, S.R.L,
- Agricultura Aérea, S.A. (Agriasa)
- Kellisa II
Las aeronaves usualmente usadas en estas labores son los Piper PA-25 Pawnee, Air Tractors (en sus diferentes versiones), y Cessnas 188, las cuales tienen precios que van en promedio desde los 70 mil a los 130 mil dólares, aunque dependiendo del modelo y el año pueden llegar a pasar de los 400 mil dólares. Estas cuentan con un sistema especializado de aspersión de líquidos que usan para sus labores.
Los lugares donde se pueden ver con mayor facilidad dichas aeronaves son en diversos aeródromos ubicados en el interior del país donde dichas compañías tienen sus bases. Podemos mencionar al de Angelina, en Cotuí, y el Aeródromo Boca de Mao, en la carretera Mao-Esperanza. El precio por tarea en general es de unos US$1.10 dolares, aunque dicho precio puede variar.
Hablamos con los pilotos
Sin duda que una parte esencial de este negocio son los pilotos, los cuales día a día realizar vuelos rasantes sobre diversos sembradíos dispersando diferentes tipos de químicos, a alturas que definitivamente no aceptan error o descuido alguno. Solamente 11 pilotos en el país están calificados para dichas operaciones, un selecto grupo sin lugar a duda alguna.
Octavio Carlo Jr.
Piloto desde el 1987, Octavio es parte del grupo de pilotos que cada día realizan vuelos de fumigación en el país. Lleva 22 años como piloto en esta modalidad. Sus inicios se retoman a 1995, cuando viajó a Oklahoma, Estados Unidos, para realizar el curso de piloto fumigador. Un dato interesante es que fue el primer dominicano en tener un curso formal de fumigación aérea.
Cuando se le pregunta de cuál que tener habilidades para realizar dichos vuelos, su respuesta es contraria a lo que muchos pensarían. “Tú no necesitas ninguna habilidad especial para ser piloto de fumigación”, apunta. Dice que hay que tener la actitud de querer hacerlo. “Es un poquito más riesgoso que otro tipo de aviación”, asevera, al mismo tiempo que resalta que puede lograrse con voluntad y con dedicación a la misma.
La aviación agrícola es algo que viene de familia para Octavio. Su padre trabajó con la Granada Fruit Company después de salir de la Fuerza Aérea Dominicana, en la década de los ’60. A finales de la misma -1968, específicamente-, le compra uno de sus aviones a la misa y funda la compañía hoy conocida como FUMCA.
La cantidad de químicos con los que suelen volar en una ronda de fumigación son unos 150 galones en promedio para una parcela de 300 a 350 tareas, aunque esto puede llegar a 220 en algunos casos, de acuerdo al piloto. Los vuelos por lo usual duran de 20 a 35 minutos, aunque ocasionalmente pueden llegar a 1 hora. La velocidad de vuelo es de entre 110 a 120 nudos, nos cuenta Octavio.
Las sustancias usadas son diversas y dependen del tipo de plantación, aunque entre los más frecuentes tenemos los fungicidas para combatir la sigatoka, hongo que ataca la mata del guineo por la humedad, comenta nuestro entrevistado. Para el arroz, insecticidas y fungicidas suelen ser usados.
La altitud depende del tamaño de la finca, sin brisa, 1 a 2 metros de altura por encima de plantación. Octavio pone como ejemplo las plantaciones de guineo; si miden 10 pies, serian unos 16 o 20 pies de altura.
Emil Santana
No solo los aviones tienen protagonismo en el negocio de la fumigación aérea; también los helicópteros tienen su parte. Como mencionamos anteriormente, en el país fueron estos aparatos los primeros en ser usados para dichas labores. Y el piloto Emil Santana, quien labora con uno de estos, nos comenta al respecto.
Enviado por el Ejército Dominicano para formase como aviador en los EEUU, Santana es piloto de fumigación desde el año 2008. Es parte de un reducidísimo grupo que realizan estas labores: él y otro piloto, Wilhem Franco, son los únicos en llevar a cabo dichas operaciones en helicópteros en el país. Santana realiza sus labores a bordo de un Bell OH-58+ modificado para dichas operaciones.
El mismo, al igual que Octavio Carlos, debido de realizar un curso de preparación, el cual tiene una duración de 15 horas, en este caso para helicóptero.
“Mucha habilidad”, dice al preguntársele sobre lo que implica llevar a cabo dichos vuelos. En promedio realiza unos 7 vuelos al día con 100 galones de químicos.
Sin duda que las operaciones de fumigación aérea en el mundo de la agricultura son de gran interés para los empresarios de dicho sector, dada la gran cantidad de terreno que puede ser cubierta en poco tiempo con aeronaves, en comparación con la realizada con personas.
Día a día estas aeronaves sobrevuelan diversas plantaciones dominicanas, realizando una labor posiblemente ignorada por muchos, pero que resulta de vital importancia para la industria agrícola local (tanto para los productores como los consumidores). Vuelos que, sin duda alguna, impulsan uno de los principales sectores de la economía dominicana.
Update 2021: en agosto de 2019 Octavio Carlo fallece en un accidente durante labores de fumigación aérea en San Francisco de Macorís. Dedicamos esta articulo a su memoria.
Fuentes
- Wikipedia
- Instituto Dominicano de Aviación Civil
- Datos aportados por el Jhonny Nuñez y Octavio Carlos.
Lic. en Comunicación Social, despachador de vuelos y piloto privado. Creador y administrador de Dominicana Vuela. Amante de la lectura, música y café.
Muy importante e interesante recuento de la aereo fumigacion agricola del pais,gracias.
¡Saludos Cristian, muchas gracias por tus palabras!